(Publicado en Ideal Granada el 31 de Octubre de 2011)
Una pequeña innovación en política.
No hay charla, evento o jornada en
que no se nos diga a las empresas que el futuro está en la innovación o en la
internacionalización.Y es cierto. Lo sabemos. Hasta tal punto lo sabe desde un
autónomo hasta la mayor de las empresas, que la innovación forma parte de
nuestro ADN y ha sido, desde que el mundo es mundo, el principal motivo para
que nazcan, crezcan o mueran las empresas. Nada nuevo.
Otra cosa bien distinta es en qué
parte de la empresa consigues introducir esas mejoras a las que llamamos
innovación. La realidad es que el resultado de mejorar un proceso, desarrollar
un nuevo producto o localizar un nuevo mercado es el crecimiento como empresa.
Y si no aciertas con lo procesos, productos o mercados estarás dando el primer
paso para llegar al cierre.
Las comparativas en calidad y
costes que realizamos todos a modo particular para comprar desde una humilde
tostadora, una moto, un coche o nuestra casa son el motor que propulsa la
innovación de cualquier empresa que quiera sobrevivir en el mercado. Fíjense,
por tanto, hasta que punto hemos innovado al ritmo que han ido creciendo las
exigencias de los consumidores.
Viendo el último video sobre
educación, escuchando a dirigentes políticos hablar sobre fotos de las aulas o
bares andaluces, observando defensas numantinas de posiciones insostenibles o
comprobando como se llevan el balón al corner para esperar el fin del partido al
tener un resultado muy favorable me pregunto si no es la política donde
nuestros pueblos, ciudades y país entero necesitan la Innovación con
mayúsculas.
Si, como votantes, aplicásemos
nuestra metodología de compra para esa humilde tostadora a los programas
políticos, redactados con mayor o menor suerte, creo que difícilmente podríamos
soportar ciertos mensajes y mucho menos comprar ciertos productos.
Una buena costumbre que forma
parte del proceso de innovación en cualquier empresa es poner junto a un
problema detectado alguna solución. Y no es hoy un buen día para abandonar
métodos que funcionan, por lo voy acabando con una pequeña propuesta de mejora.
Los candidatos hablan y elogian a
los miembros de sus listas o al equipo de campaña que les respalda pero
esconden bajo siete llaves o en libretillas de cualquier color su verdadero
equipo para cuatro años, los futuros Ministros. Sin embargo, el consumidor
quiere y tiene el derecho a conocer
todas y cada una de las características del producto que va ha comprar. Hasta
el aficionado a las quinielas abandona sus colores por una apuesta de 50
céntimos! Creo que va siendo hora de una pequeña innovación en política: muéstrame tú equipo e igual te voto.