viernes, 22 de junio de 2012

Sobre el 840 y nuestros polígonos.


Supongo que los periodistas con esto de los blogs y los blogueros están convencidos que “parió la abuela”. El atasco de información que ya padecíamos lo elevamos al cubo los que nos desahogamos por aquí en lugar de darle a la raqueta, a los sellos o a la bicicleta.

Sin embargo hay una información que se nos está escapando a todos oculta tras la saturación de PIB, ERES, PIGS  y otros siglas del montón. Los comerciales la conocemos bien. Patear polígonos proporciona una visión única de nuestra situación, como hemos llegado a estar así y cual podría ser un camino a tomar con algunas posibilidades de sacarnos de la espesura en la que nos levantamos, pasamos el día y nos acostamos.


Como no dispongo del tiempo, paciencia ni dinero para hacer un estudio sesudo sobre la anatomía de los polígonos españoles pienso generalizar. Los comerciales somos grandes profesionales de la teoría del punto gordo y sirve tanto para un roto como para un descosido. Un 30% de las naves están cerradas, un 40% son negocios comerciales, un 10% bares, otro 10% empresas que producen algo y el resto imprentas. Si pretendéis tumbar estos datos tan precisos echadle un vistazo a los códigos de barras de cualquier hipermercado en la zona de bienes de equipo, pequeña herramienta, complementos de hogar, lámparas, menaje etc. el 840 está más en peligro de extinción que el lince ibérico.


Con una estructura productiva basada mayoritariamente en el simple comercio un país de 45 millones de habitantes es insostenible. Los que saben de esto le llama balanza comercial con el exterior (exportaciones-importaciones) , a la balanza comercial española yo le llamo "que fabriquen ellos" y tiene por resultado deslocalizar el valor añadido, la mano de obra intensiva y el futuro de nuestro país dejando aquí el desempleo generalizado. Unos datos que la teoría del punto gordo de vez en cuando hay que darle credibilidad.


En Millones de €        Marzo 2011        Marzo 2012
España                        -   4019                   -   2636
Alemania                    + 10800                  + 14700
                 


A nuestro "que fabriquen ellos" nos responden con un "pleno empleo para nosotros".  Esa leve mejora que experimenta nuestra balanza en 2012 es reflejo ya de la caída del consumo que se llevará por delante hasta el 40% de naves dedicadas al comercio en nuestros polígonos.

Podremos cambiar de Gobierno como de camisa pero hasta que empresarios, políticos, sindicalistas y sociedad en general no entendamos que en el valor añadido que genera la producción está la solución al crecimiento, y por tanto al desempleo, no levantaremos cabeza y seguiremos discutiendo que hemos hecho para merecer la que nos ha caído encima. Queda raro, algo proteccionista y seguro que demasiado simple  pero, en mi opinión, nos jugamos salvar nuestro Estado del Bienestar y el futuro como país en el número 840 de un código de barras y en la reactivación de los polígonos para que produzcan buena parte de lo que consumimos.

















jueves, 14 de junio de 2012

¿Qué más puede hacer el Gobierno?

Nuestros nuevos augures andan despistados, ya no les quedan cabritos ni toros que matar para interpretar sus vísceras. Los vuelos de los pájaros los tienen despistados y no los entienden salgan por la derecha o por la izquierda. Ellos obedientes no paran  pero no aciertan en las ofrendas, parece que sigue sin ser suficiente. Espero que mañana no les de por ofrecer el sacrificio de 100 vírgenes despeñándolas por nuestra Roca Tarpeya que, como no existe, deberíamos ir habilitándola a la carrera.

A todo esto los síntomas del bloguero, creer que se debe escribir casi sobre cualquier cosa, se están apoderando de mi. Pido disculpas. Ya que todavía soy consciente y lo percibo supongo que estoy a tiempo de controlar la adicción pero hoy no será el día. Hoy toca hablar sobre la nueva ristra de medidas que nos anuncia el gobierno para mañana viernes a modo de ofrenda a los malvados mercados. Me temo lo peor, que vuelvan a tirar de lo fácil por lo que me he propuesto, cargado de la incosciencia que da el hartazgo, proponerle a nuestro Gobierno una serie de medidas de las que pueden gustar a los mercados.

Economía sumergida:
1.- Eliminar a la carrera la estimación por módulos, hoy mejor que mañana. 
2.- Cambiar la política de subvenciones por la de desgravaciones. 
3.- Contratar una legión de inspectores fiscales y colocar un en cada asesoría fiscal de España.
4.- Establecer una sanción  para los asesores fiscales cada vez que un cliente suyo infrinja la ley fiscal.

Administración y política:
1.- Eliminación de las Diputaciones Provinciales. Funcionarios y competencias a las Delegaciones Provinciales de la CCAA.
2.- Establecimiento por ley de todos los sueldos de los representantes públicos en función de la población a a la que representan. En ningún caso superarán al sueldo del Presidente del Gobierno.
3.- Limitación por ley del número de cargos confianza en función de tipo de organismo.
4.- Limitación por ley del número de organismos, fundaciones y demás instituciones públicas.
5.- Establecer unos requisitos mínimos para cualquier cargo público en función de su importancia obligando así a los partidos políticos a reclutar para sus listas gente preparada con criterio. 
6.- Desmontar por ley todas las administraciones paralelas existentes.

A modo de conclusión apocalíptica y mal intencionada os describo el círculo vicioso que genera una subida del IVA. Parto de la base que eso nos lo anunciarán mañana aunque espero meter la pata hasta el fondo y que no sea así.

Subida del IVA=Bajada del consumo + economía sumergida = +paro, -ingresos para el Estado, +gasto en prestaciones. y volvemos a empezar. 









domingo, 10 de junio de 2012

Una línea de crédito con #malafollá


Cuando me preguntan que es la malafollá granaina suelo explicar que es todo y no es nada, es un estado de ánimo, una respuesta ácida, un gesto, un aviso que te tengo calao. Es quedarte a gusto, soltar una coz en tiempo y forma. Es en definitiva un exceso de sinceridad que lo adornamos y nos lo perdonamos a la espera de ser en breve el objetivo.

Es evidente que en función del auditorio y la capacidad del sujeto emisor y del receptor esa malafollá puede acabar en “bocaná” si es excesiva o no viene a cuento. Si el emisor no está muy capacitado, o simplemente no da para más,  suele quedar como un “ramplón” que es uno de los peores “sambenitos” que te puede colgar en nuestra Graná. Por el contrario si es el receptor el que no tiene cintura la cosa puede acabar perfectamente como el Rosario de la Aurora.

Puertarrá, epicentro de la #malafollá granaina
Llegados a este punto intentaré explicar en pocas palabras un método infalible para desencadenar un ataque de mallafollá en casi cualquier granaino. Para los que no habéis padecido en vuestras carnes tal situación igual os libra de un mal rato. En presencia de un granaino haz lo blanco negro, dí que es de noche aunque esté el sol en todo lo alto, que lo bajo es alto y lo gordo flaco. Di que un #rescate es una línea de crédito, que tú has presionado al mundo o que en una autovía los equivocados son todos menos el piloto suicida. Ser objeto de un auténtico envite de un malafollá es duro, te deja al descubierto, sin parapeto y a la vista tus vergüenzas así que te recomiendo que lo evites.

Una vez desencadenada la malafollá solo hay un tratamiento efectivo para que las aguas vuelvan a su cauce, que nos tomen por adultos y nos traten como tales, que rectifique el sujeto, que reconozca que ha sido el mundo contra ti, que el hollín es negro, la nieve blanca y que equivocaste la entrada a la autovía o te querías suicidar.

Igual que los emperadores Romanos sensatos se hacían acompañar de un “nomenclator” que les recordase el nombre de cada persona, y ganarse así un amigo de para casi toda la vida, los políticos españoles deberían ir siempre acompañados de un auténtico malafollá, de la Chana o del Zaidín, del Camino Ronda o Puerta Real y así nunca tendrían la tentación de hacernos el hollín blanco y la nieve negra.

sábado, 2 de junio de 2012

Tren-Hotel a Barcelona. Se acabó la historia

Publicado en Granada Económica edición Junio

Vivir 20 años junto al tren puede acabar en odio eterno o en todo lo contrario, como es mi caso. Los cercanías, para estudiar, comprar y vivir. Los mercancías, interminables para contar vagones desde el patio de la escuela. El andaluz, para las vacaciones. Y el tren hotel a París para soñar siempre que lo veía pasar. Solo los mercancías que pasaban por Flaçà, en la línea Barcelona-Portbou, eran más interminables que el expreso a Andalucía de los 70 preparado en el andén de la estación del Norte. Los primeros pasaban junto al colegio, cargados de naranjas o coches, camino de los mercados europeos. El andaluz lo hacía cargado de personas, maletas e ilusiones, con veinticuatro horas por delante para llegar a la estación de la Avenida de los Andaluces.

En los primeros 80, las dieciséis horas no te las quitaba nadie, pero jamás se hizo largo ese viaje dentro de un universo diferente, investigando dónde estaría el coche restaurante, dónde los que iban para Sevilla, Málaga o Córdoba, pensado en las historias de cada uno de los pasajeros. Supongo que mis padres no estarían muy de acuerdo con mi percepción del tiempo cargados de maletas, cesto de comida y vigilando nuestras excursiones a lo largo de 30 vagones o que aterrizásemos desde la litera al primer salto.

Convencido del ferrocarril como medio para crear sociedad, me propuse que fuese nuestro medio para los viajes de empresa a Barcelona. Os garantizo que no es fácil decirle a alguien que no cuenta con el tren en su ideario que encerrarse once horas es una opción. Echando mano de la aventura y del ahorro que suponía en los primeros años 2000, lo conseguí varias veces. Entre Moreda y Linares-Baeza, la cena. Por Alcázar de San Juan ya leyendo entre sábanas. Y el desayuno como le gusta a Guardiola, bien temprano, con vistas al mediterráneo que baña la imperial Tarraco. Estar a las nueve de la mañana a pocas paradas de metro de la feria o cualquier otra cita concertada en la ciudad Condal convencía a cualquiera. Repetimos esta rutina varias veces al año durante un tiempo, hasta el punto que ya no fui yo el único en dormir plácidamente al ritmo de los traqueteos, rebotes y rechinar de las ruedas.  

Foto gentiliza de Javier López Ortega

Ahora que Renfe parece que ha conseguido meter en pérdidas el tren hotel Granada-Barcelona a base de precios fuera de mercado y de no renovar los coches, es bueno recordar que volar desde Granada a Barcelona cuesta 220 euros ida y vuelta, aunque eso sí, te toca pagar taxis y una noche de hotel por aquello de unos horarios acabando el viaje en un parecido al tren hotel, un pastizal. Pero si no odias mucho el asfalto puedes ir y venir en el día volando desde Málaga por 80 euros, con tiempo más que suficiente para hacer gestiones. Incluso sumando los 50 euros del taxi en Barcelona, otros 50 para el gasoil y 20 más para el aparcamiento del aeropuerto malagueño, la cuenta sale.

Todo cuadra: sin tren y sin aeropuerto competitivo a Granada le tienen reservado ser sucursal romántica malagueña. Por mucho que a uno le guste el tren, con 360 euros ida y vuelta a Barcelona no compensan ni cena de película ni desayuno frente al mar. Y las once horas de viaje se hacen más largas que las veinticuatro horas que tardaba el andaluz de los 70