domingo, 23 de septiembre de 2012

¿Truco o trato?



Tanto en los cursos de poca monta como en los que tienen cierto pedigrí, sobre todo por el sablazo económico, no faltará conferenciante que remache una de las máximas más importantes para un vendedor: “No se habla de política, religión ni fútbol con los clientes”. Durante años la respeté casi tanto como aquella otra “el NO ya lo tengo voy a por el SI” que tiene tantos campos de aplicación como una navaja suiza. Desde hace algo más de dos años dejé de respetarla, la primera digo. Me la paso por el forro de los pantalones y me gusta. Primero tuiter y luego el blog son los responsables, lo digo por buscar un culpable externo que está de moda.

Leer, escuchar y opinar se ha vuelto casi una obligación tras muchos años de ver, oír, callar y apañar. Ni echo de menos una ni creo que sirva para nada la otra. En cualquier caso, para la situación actual, con toda seguridad me ahorra largas y caras sesiones con algún psicólogo amigo al cual le pagaría con ventanas o morteros.


Ahora me ha dado por buscar una solución que permita acabar con el nudo Gordiano en el que nos encontramos. No puede ser más difícil que elaborar un plan de retribuciones por objetivos para un equipo de comerciales.

Todas las caretas se han caído, la económica primero y en su caída ha arrastrado la identitaria que ya se sabe que las penas con pan eran menos. Si existe una posibilidad  para continuar juntos ese "trato" deberá equilibrar solidaridad, respeto, equilibrio y reconocimiento a espuertas. Vamos a plantear el trato tal y como lo haría un tratante al ver que se le escapa un buen negocio, “ni pa ti ni pa mí”.




1.- El 50% de los impuestos que recaudan las administraciones públicas deberán redistribuirse en función de la población. Es justo. Es la mínima solidaridad exigible para garantizar oportunidades y no acabar de nuevo en manos del tanto tienes tanto vales.

2.- El 50% restante deberán redistribuirse a los territorios que los generan. Sí, ya lo sé. No tributan los territorios, lo hacen las personas pero estamos intentando la cuadratura del círculo así que altura de miras que si queremos que el trato salga.

Para el cálculo de esta segunda redistribución acordaremos que un impuesto como el IVA no se contabilice por el domicilio fiscal de las empresas recaudadoras. Hagámoslo en origen, donde prestan sus servicios estas empresas que son muy fáciles contabilizar. Otro tanto parecido para el Impuesto de Sociedades. El IRPF aún siendo un impuesto a  personas físicas también es adecuado que el 50% se redistribuya por población y el resto para el territorio del individuo que lo genera.

3.- Para que un trato salga todos deben renunciar a algo, en cuanto esté rodado a Euskadi y Navarra les ha llegado la hora de bajarse de su pedestal y vestirse con este traje flexible que pretendemos hacer cómodo para todos. Lo sé, no gustará mucho pero ya está bien de ver los toros desde la barrera mientras al resto los pitones nos ensartan por en todas las direcciones. Puestos a revisar la historia cada pueblo de los que formamos España tenemos algún Fuero en el baúl de los recuerdos. A modo de ejemplo podíamos sacar a pasear por el Zacatín el Reyno de Granada en menos de lo que canta un gallo.

4.- Apostemos de una vez por la Administración única que no centralizada. Con Estado, CCAA y Ayuntamientos sin pisarse competencias, con lealtad institucional y sin bajezas partidistas estamos más que atendidos para garantizarnos la igualdad de oportunidades que es la base de un sistema equilibrado y perdurable. Las administraciones públicas se dedicarán a crear un marco legal justo y a vigilar su cumplimiento por parte de la actividad privada verdadero motor de cualquier sociedad que pretenda tener futuro. Ya puestos, y si nos gusta más, podemos cambiarle el nombre de Estado de las Autonomías por Estado Federal. ¿Una bonita ilusión verdad?

5- Un último cambio. Como dice un tuitero que no recuerdo o mejoramos nuestro sistema de representación política o le cambiamos el nombre al Congreso de los Diputados por el Congreso de los Grupos Parlamentarios. Prefiero la primera opción, que los Diputados ganen en autonomía respecto a sus grupos y se ganen su puesto en su territorio. Se imponen las listas abiertas y desbloqueadas en los partidos políticos si aspiran a representar a la sociedad de la que emergen y no a ellos mismos, a sus partidos y sus intereses.


Los buenos profesionales del “trato” siempre preparan un plan de retirada ante el eventual fracaso del plan principal para no verse obligados a elegir entre honra o barcos. Así que insisto como en el artículo anterior, si ya es tarde y se han impuesto en cada parte de la partes contratantes los que no paran de recordar el artículo 155 de la Constitución o los que piensan que ellos no han roto un plato y es el resto de España el principio y fin de todos sus males mejor repartimos los regalos, fotos y alhajas cuanto antes que todos tenemos mucho trabajo para levantar las respectivas ruinas.

sábado, 15 de septiembre de 2012

El tratado del Ibero


A estas alturas de la película ya no vale la pena explicar de Ebro para arriba que tributan las personas y no los territorios, ó que hayan perdido la fuerza que les destacó como territorio emprendedor es imputable a sus políticos y a ellos mismos. Al sur del Ebro tampoco perderé ya mucho tiempo en explicar que el sentimiento de nación y su lengua de los catalanes no es una invención para rellenar periódicos, abrir telediarios o inundar las redes sociales, ó que en ciertos territorios tengamos un 30% de desempleo estructural a pesar de los ríos de dinero europeo recibidos deja claro que algo no estamos haciendo bien. Búscate un enemigo y échate a dormir.

Veintidós siglos tras el tratado del Ebro que firmó Asdrúbal el Bello con la República Romana estamos otra vez en la casilla de salida. Durante estos siglos Cataluña ha sido Ibera, Fenicia, Griega, Romana, Visigoda, Musulmana, Marca Hispánica, Independiente, Corona de Aragón, España, Francesa y otra vez España. De Ebro para abajo prácticamente igual si cambiamos la Corona de Castilla por la Aragonesa. Y aquí estamos otra vez escribiendo un nuevo capítulo de lo que seremos.

Añadir leyenda


Llegados a este punto dónde cada uno tiene sus anotaciones, las que le interesan, hechas al margen del transcurso de los hechos y parece que no tenemos la capacidad de entender los unos las cosas de los otros deberíamos servirnos de la historia para quitarle hierro al asunto, sentarnos a hablar y elegir para esta nueva etapa la mejor de las formas de organizarnos para que se respeten las verdaderas cosas que importan a los ciudadanos. Estabilidad económica, empleo, educación, salud, desarrollo personal y respeto los unos a los otros.

Las  banderas, fronteras y los políticos deberían rendir honores a las personas y que no nos vendan una vez más el miedo enlatado y etiquetado por los que no han sido capaces de procurarnos un futuro unidos. En 22 siglos lo que estamos viviendo ha ocurrido innumerables veces y siempre han pagado las personas la factura de los intereses espurios de unos pocos.Ya, lo sé, se ha acelerado la situación por la extrema debilidad de nuestra situación económica. Una vez más nada nuevo en el horizonte. Los grandes cambios geopolíticos siempre los han desencadenado la pobreza de unos, la riqueza extrema de otros o las religiones.

Los Estados que han desaparecido, nacido o transformado a lo largo de la historia no lo han hecho por ser pequeños, medianos, grandes, del sur o del norte. Han desaparecido o nacido y lo seguirán haciendo por la poca capacidad de sus gobernantes o por dedicarse en exclusiva a las necesidades de las oligarquías. Así que seamos listos por una vez. Propongo que nos sentemos, hablemos hasta el amanecer intentando una vez más seguir juntos. Si ya no es posible, si ya hemos cruzado otro río, el Rubicón esta vez, amistosamente tomemos cada uno su camino y dediquemos nuestras pocas fuerzas a las personas. Para variar no estaría mal.   

jueves, 6 de septiembre de 2012

Suerte


Hace ya unos meses que no hablo con Paco. Supongo que sigue colaborando con aquella empresa de San Pedro de Alcántara. Seguirá con sus paseos mañaneros por la playa de Torremolinos. Quedando a mediodía con cualquiera de nosotros que le llamamos cuando la ruta nos lleva por esa zona o quejándose de los malos fichajes del Unicaja. Tengo que llamarle.

No me gusta la San Miguel pero Paco es muy malagueño y había poco que negociar. Lo cierto es que a la tercera que cae ya todas las cervezas parecen lo mismo así que abrevié con las dos primeras y asunto arreglado. Era mediodía, el sol de noviembre calentaba el chiringuito y el dueño parecía molesto con una pareja de nórdicos extraviada que le pedía más bebida. Era uno más en nuestra mesa escuchando batallas. Con el cambio de tercio, aunque otra vez San Miguel, arremetí como un morlaco y me recibió a puerta gayola: .- ¿Como lo hiciste para verlo venir? ¿En qué momento entendiste que esa senda nos llevaba al puñetero desastre? ¿Cuándo tomaste la decisión y te bajaste del tren?



.- (Paco) Podría decirte muchas cosas, podría incluso hasta engañarte y te lo creerías pero sólo tuve suerte. Dude un día y mira por dónde era el día que dudar salvó mi cuenta corriente, mi familia y cuarenta años trabajando. Pide dos tercios más mientras yo meo los otros tres. 

Satisfecho por las verónicas que me había pegado se levantó y en enfiló los aseos para darme un respiro y recibir los aplausos del tendido.

Suerte, -le dije cuando se sentó aliviado y dispuesto a seguir la faena- no me dice nada. La suerte no puede valorarse en unos balances, ¿en la cuenta de resultados como la pongo? En ningún master ni cursillo de mala muerte que he pagado y he hecho he escuchado “suerte”.

.- (Paco) Mira que te diga…- se tomó un par de boquerones perfectamente fritos y bajo la voz.- quién te diga de nuestro sector que se ha escapado de este desastre por sus conocimientos, por sus asesores  o por su experiencia en otras crisis es un embustero y no te sientes nunca más en la misma mesa con él.

En el 2006, cuando todavía remataba las ventas de las últimas parcelas y naves del la segunda fase del polígono se citó con el dueño de la principal parcela rústica que configuraba el área de actuación. Para la tercera fase esa parcela era la clave. Había pagado a precio de oro otras más pequeñas pero sin esos quinientos mil metros cuadrados era imposible seguir adelante con el proyecto. Se sentaron casi en la misma mesa, con los contratos preparados, con el equipo técnico junto a ellos, los abogados y las máquinas preparadas en la puerta para iniciar el movimiento de tierra. El dueño de la finca le miró y le dijo: “Paco, sabes que eres el primero pero tengo una oferta brutal y debes igualarla para que cerremos el trato”. Para nada valió que Paco montase el espectáculo… conociéndole le diría que no tenía cojones y de ahí para arriba pero no hubo solución.

Aproveché un descuido y media San Miguel regó una madreselva vigorosa que tenía a mi espaldas. Ese movimiento fue clave pues la suya estaba lista, su San Miguel, y sabía que pronto diría: “¡otros dos tercios!!”. Y lo dijo.

Me escenificó la salida mientras el camarero y dueño asentía. Sin cita, sin saludarse tras más de cuarenta años y haberle comprado casi todo el patrimonio que había heredado en Torremolinos y haber quemado más de una vez todos los garitos de la costa del sol cuando era la Costa del Sol.

Ya eran más de las cinco, y cinco tercios, cuando me contó que durante tres días y sus tres noches, a la cuenta de la vieja, calculó a cuanto saldrían las parcelas y las naves. Era imposible por más que los bancos le darían prestado hasta para el mobiliario. Al cuarto día se subió en el coche cruzó Torremolinos y aparcó en su puerta derrotado. “Tú ganas” le dijo.

.- (Paco) Sabes, al verlo con aire satisfecho en lo alto de la escalera supe que había llegado tarde. “Paco, te fuiste con esos humos que dí por roto el trato. Ayer recibí la transferencia con la señal. La parcela está vendida.” Eso me dijo. Y esa fue mi suerte. Que dudé. Llámale instinto, suerte, que la Virgen se me apareció pero el marrón se lo llevó otro al que le vendí muy bien vendidas las otras parcelas.  Ahora, me distraigo paseando, ayudando a Gerardo, de compras con mi mujer o tomado cervezas con los amigos mientras veo los toros desde la barrera con la cuenta corriente llena. Al que me adelantó se que el banco le ha quitado hasta las ganas de comer. En esta tormenta perfecta solo hemos ganado los que la suerte nos ha sonreído y los dueños del suelo.

Creo que le llamaré mañana. Hace ya demasiados meses que no me explica su etapa como pescador y sus noches por la costa del sol cuando era la Costa del Sol. Igual ha tenido otro golpe de suerte y me indica la salida.