Tanto en los cursos de poca monta como en
los que tienen cierto pedigrí, sobre todo por el sablazo económico, no faltará
conferenciante que remache una de las máximas más importantes para un vendedor: “No se habla de política, religión
ni fútbol con los clientes”. Durante años la respeté casi tanto como
aquella otra “el NO ya lo
tengo voy a por el SI” que
tiene tantos campos de aplicación como una navaja suiza. Desde hace algo más de
dos años dejé de respetarla, la primera digo. Me la paso por el forro de los
pantalones y me gusta. Primero tuiter y luego el blog son los responsables, lo
digo por buscar un culpable externo que está de moda.
Leer, escuchar y opinar se ha vuelto casi
una obligación tras muchos años de ver, oír, callar y apañar. Ni echo de menos
una ni creo que sirva para nada la otra. En cualquier caso, para la situación
actual, con toda seguridad me ahorra largas y caras sesiones con algún
psicólogo amigo al cual le pagaría con ventanas o morteros.
Ahora me ha dado por buscar una solución
que permita acabar con el nudo Gordiano en el que nos encontramos. No puede ser
más difícil que elaborar un plan de retribuciones por objetivos para un equipo
de comerciales.
Todas las caretas se han caído, la
económica primero y en su caída ha arrastrado la identitaria que ya se sabe que
las penas con pan eran menos. Si existe una posibilidad para continuar
juntos ese "trato" deberá equilibrar solidaridad, respeto, equilibrio
y reconocimiento a espuertas. Vamos a plantear el trato tal y como lo haría un
tratante al ver que se le escapa un buen negocio, “ni pa ti ni pa mí”.
1.- El 50% de los impuestos que recaudan las
administraciones públicas deberán redistribuirse en función de la población. Es
justo. Es la mínima solidaridad exigible para garantizar oportunidades y no
acabar de nuevo en manos del tanto tienes tanto vales.
2.- El 50% restante
deberán redistribuirse a los territorios que los generan. Sí, ya lo sé. No
tributan los territorios, lo hacen las personas pero estamos intentando la
cuadratura del círculo así que altura de miras que si queremos que el trato
salga.
Para el cálculo de esta segunda redistribución
acordaremos que un impuesto como el IVA no se contabilice por el domicilio
fiscal de las empresas recaudadoras. Hagámoslo en origen, donde prestan sus
servicios estas empresas que son muy fáciles contabilizar. Otro tanto parecido
para el Impuesto de Sociedades.
El IRPF aún siendo un impuesto a
personas físicas también es adecuado que el 50% se redistribuya por población y
el resto para el territorio del individuo que lo genera.
3.- Para que un trato salga todos deben
renunciar a algo, en cuanto esté rodado a Euskadi y Navarra les ha llegado la
hora de bajarse de su pedestal y vestirse con este traje flexible que
pretendemos hacer cómodo para todos. Lo sé, no gustará mucho pero ya está bien
de ver los toros desde la barrera mientras al resto los pitones nos ensartan
por en todas las direcciones. Puestos a revisar la historia cada pueblo de los
que formamos España tenemos algún Fuero en el baúl de los recuerdos. A modo de
ejemplo podíamos sacar a pasear por el Zacatín el Reyno de Granada en menos de lo que canta
un gallo.
4.- Apostemos de una vez por la Administración única que no centralizada. Con Estado,
CCAA y Ayuntamientos sin pisarse competencias, con lealtad institucional y sin
bajezas partidistas estamos más que atendidos para garantizarnos la igualdad de
oportunidades que es la base de un sistema equilibrado y perdurable. Las
administraciones públicas se dedicarán a crear un marco legal justo y a vigilar
su cumplimiento por parte de la actividad privada verdadero motor de cualquier
sociedad que pretenda tener futuro. Ya puestos, y si nos gusta más, podemos
cambiarle el nombre de Estado
de las Autonomías por Estado Federal. ¿Una bonita
ilusión verdad?
5- Un último cambio. Como dice un tuitero
que no recuerdo o mejoramos nuestro sistema de representación política o le
cambiamos el nombre al Congreso de los Diputados por el Congreso de los Grupos
Parlamentarios. Prefiero la primera opción, que los Diputados ganen en
autonomía respecto a sus grupos y se ganen su puesto en su territorio. Se
imponen las listas abiertas y desbloqueadas en los partidos políticos si
aspiran a representar a la sociedad de la que emergen y no a ellos mismos, a
sus partidos y sus intereses.
Los buenos profesionales del “trato” siempre
preparan un plan de retirada ante el eventual fracaso del plan principal para
no verse obligados a elegir entre honra o barcos. Así que insisto como en el
artículo anterior, si ya es tarde y se han impuesto en cada parte de la partes contratantes los que no paran de recordar el artículo 155 de la Constitución o los que piensan que ellos no han
roto un plato y es el resto de España el principio y fin de todos sus males
mejor repartimos los regalos, fotos y alhajas cuanto antes que todos tenemos
mucho trabajo para levantar las respectivas ruinas.
3 comentarios:
Muy bien planteado, pero hay cosas que no veran nuestros ojos, como lo de las listas abiertas. Por favor, como van a renunciar a sus privilegios esos grandes partidos que nos desgobiernan.
Yo en mi inocencia sigo pensando que así como una mala hamburguesa se tapa con queso, lechuga y tomate, una mala administración (Banca Catalana, Caja Barcelona, Catalunya Caixa, Carmelo, 3%,tripartitos, ITV's,corrupcion...etc) se tapa con una buena dosis de independentismo recurrente que siempre está a mano para las ocasiones.
En lo referente a la norma de ventas del comienzo, comentarte que yo también me la salto y creo que está obsoleta. Eso si, mostrar extremismos ante los clientes es contraproducente, pero si algo valora un cliente es la sinceridad. Cuando se muestran posiciones moderadas, siempre ayudan a entablar buenas conversaciones (que son las que ayudan a fidelizar). Muchos clientes valoran las diferencias y se ve en la calle. Esas rivalidades sanas y bien entendidas "con arte" rompen la norma e incluso acaban cayendo bien: R.Madrid - Barca, Betis - Sevilla, progresismo - conservadurismo, ... Si no, todo sería demasiado aburrido.
Claro, cuando ya hay confianza lo extraño sería no hablar de esos temas. Saludos Adrián.
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