Cuando me preguntan que es la
malafollá granaina suelo explicar que es todo y no es nada, es un estado de
ánimo, una respuesta ácida, un gesto, un aviso que te tengo calao. Es quedarte a
gusto, soltar una coz en tiempo y forma. Es en definitiva un exceso de
sinceridad que lo adornamos y nos lo perdonamos a la espera de ser en breve el
objetivo.
Es evidente que en función del
auditorio y la capacidad del sujeto emisor y del receptor esa malafollá puede
acabar en “bocaná” si es excesiva o no viene a cuento. Si el emisor no está muy
capacitado, o simplemente no da para más,
suele quedar como un “ramplón” que es uno de los peores “sambenitos” que
te puede colgar en nuestra Graná. Por el contrario si es el receptor el que no
tiene cintura la cosa puede acabar perfectamente como el Rosario de la Aurora.
Puertarrá, epicentro de la #malafollá granaina |
Llegados a este punto intentaré
explicar en pocas palabras un método infalible para desencadenar un ataque de
mallafollá en casi cualquier granaino. Para los que no habéis padecido en
vuestras carnes tal situación igual os libra de un mal rato. En presencia de un
granaino haz lo blanco negro, dí que es de noche aunque esté el sol en todo lo
alto, que lo bajo es alto y lo gordo flaco. Di que un #rescate es una línea de
crédito, que tú has presionado al mundo o que en una autovía los equivocados
son todos menos el piloto suicida. Ser objeto de un auténtico envite de un
malafollá es duro, te deja al descubierto, sin parapeto y a la vista tus
vergüenzas así que te recomiendo que lo evites.
Una vez desencadenada la
malafollá solo hay un tratamiento efectivo para que las aguas vuelvan a su cauce, que nos tomen por adultos y nos traten como
tales, que rectifique el sujeto, que reconozca que ha sido el mundo contra ti, que el hollín es negro,
la nieve blanca y que equivocaste la entrada a la autovía o te querías
suicidar.
Igual que los emperadores Romanos
sensatos se hacían acompañar de un “nomenclator” que les recordase el nombre de
cada persona, y ganarse así un amigo de para casi toda la vida, los políticos
españoles deberían ir siempre acompañados de un auténtico malafollá, de la
Chana o del Zaidín, del Camino Ronda o Puerta Real y así nunca tendrían la
tentación de hacernos el hollín blanco y la nieve negra.
4 comentarios:
ofuhh cuanto palabro pa no decir ná.
:)))) ese es un comentario con mucha #malafollá y me lo merezco
Que mala follà tio!
A espuertas
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