No tengo ni he tenido un producto
Apple. Si es o no reflejo de mi nivel en el mundo 2.0 lo dejo para evaluación
de otros. Pero os recomiendo que no perdáis tiempo buscándole una
intencionalidad, en lo relacionado a estas herramientas siempre me he apañado
con las que regala la compañía telefónica de turno o con los equipos que la
empresa ha decidido comprar.
Cuando por
primera vez vi la presentación de un
producto por parte del Sr. Jobs me quedó grabada
una sensación rara, de sorpresa, o de incredulidad. Con mucha elegancia y sencillez repartió estopa
hasta en el cielo de la boca a toda su competencia. Sin rubor alguno y con una
educación exquisita la presentación ensalzaba las virtudes de sus productos a
la vez que ridiculizaba con silencios maliciosos y expresiones corporales que
buscaban la risa y la complicidad del auditorio.
Estaréis conmigo que difícilmente le reiríamos una
estrategia semejante al Santander si al presentar un nuevo producto ridiculizase al del BBVA o si Renault se mofase de los Seat ó Peugeot para vender los suyos .¿Os podéis imaginar al Sr. Roig de Mercandona
perdonándole la vida al dueño de El Corte Inglés por su modelo de negocio algo pasado
de moda?. Relajaos si pretendéis emular a Steve Jobs, sin su estilo y sin su áurea puede salir
un engendro parecido a la “guerra de los zumos” de estos años.
Pertenezco a una escuela
comercial que defiende sus productos por ellos mismos. No entiendo y no se trabajar con un comercial
vende-peines que cree defender a su empresa menospreciando a la competencia por
sistema. Me deja como un témpano que un comercial considere tan estúpido al
cliente que tiene enfrente como para hacerle creer que la competencia no da una a derechas y que todo lo suyo es perfecto .
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