miércoles, 18 de abril de 2012

No somos el problema, somos parte de la solución.


Las caras Ay B me juegan constantemente malas pasadas. Sin pausa y sin compasión me ponen en aprietos. Desde siempre modero a ambas y he conseguido cierta colaboración para no acabar con camisa de fuerzas. Supongo que hay gente que es capaz de tener sólo una visión y aplicarla a todos los ámbitos de su vida, personal, profesional y política pero voy a tener que ir asumiendo que no es mi caso.

Mi objetivo lo tengo claro, han de ser compatibles. Intento pensar, decir o actuar de la misma forma cuando tengo la gorra de directivo de una empresa y cuando la cambio por la gorra de peón de infantería interesado por la política. Tenga la gorra que tenga puesta estos días son una prueba para no defender una cosa y la contraria en menos de lo que la Presidenta de Argentina CFK expropia otra empresa privada (nótese que no digo española).



¿Alguno de los que despotrican contra las empresas ha montado un proyecto industrial desde la idea hasta que, algunos años, euros y noches sin dormir después es capaz por ella sola de mantenerse? Me conformo con una tienda, bar o kiosco.

¿Alguno de los que se sorprende que las empresas pretendan obtener beneficios de sus inversiones saben lo que significa que cada día se levanta toda tú competencia con la intención de quitarte tus clientes y tus ideas? Significa que tienes que seguir invirtiendo si no quieres que eso ocurra. 

¿Alguno de los que braman contra todo lo que suena a interés privado ha pensado que sin ese motor no se necesita Administración Pública pues nada habría para administrar? Actividad privada lícita no significa abrir la saca y que los euros entren solos desfilando, un ejemplo gentileza del tuitero @absolutexe

Me cuesta comprender que mal hacemos las empresas privadas para ser la diana de todas las quejas. No veo que hay de malo en pretender que los Estados se limiten a establecer reglas del juego duraderas y palo al que se las salte, sea empresa, político o particular. Me niego a reírle las ocurrencias, y mucho menos apoyar, a gobiernos que no respetan reglas ni empresas pues están a un paso de no respetar a las personas.  Pero también reniego de las empresas que doblan y fuerzan la ley para saltarse esas reglas y a los gobiernos que lo permiten, cuando no lo amparan, sin importarme bandera, escudo ni patria.

No está en mi intención atender a idearios, frases hechas o san benitos establecidos para responder a coro ante cualquier situación que se nos presente. Pretendo seguir pensando, diciendo y haciendo todo aquello que sea coherente tenga puesta la gorra que tenga. Empresas grandes, pequeñas, medianas y autónomos no somos el problema, somos parte de la solución.

5 comentarios:

coventaria dijo...

¿Has dicho empresario? Un amigo decía que en el momento que firmó las escrituras se convirtió en un hijoputaexplotadorfachausurerobarrigón. De hecho todavía andamos diferenciando emprendedor de empresario y tienen más socios los AJE que los CE. Justo en un país en el que tus padres te prestan dinero para comprar una casa pero no para que montes un negocio.
Me da que aún estamos medio embarazados. La puntita nada más.

Manolo Pizarro dijo...

Tenemos un problema crónico en ésta sociedad en la que vivimos y es que confundimos el término "empresario/a" con el de "persona con pasta que no sabe que hacer con ella (o si)".

Queda claro que cualquier empresa, en menor o mayor medida necesita financiación para echar a andar. He ayudado, en mi vertiente técnica (cobrando mis honorarios, claro está), al desarrollo de numerosos comercios de personas que estaban empleando la totalidad de su prestación por desempleo a montar su propio establecimiento (moda, alimentación, consumibles... etc).

Una vez pasados los tediosos trámites administrativos (e incido, en ésta España nuestra cuesta mucho abrir un negocio o empresa), el día de las inauguraciones todo el mundo espetaba lo mismo: "Qué bonito os ha quedado todo, espero que os vaya muy bien".

Esa misma gente, pasado un tiempo, es la que suele decir o "que pena que no funcionó pero la idea era buena" o "que bien os va, que suerte habéis tenido, que bien vivís ahora". Y no es consciente del sacrificio y el esfuerzo que se realiza cuando se emprende...

A nivel personal, cuando decidí montar mi propio negocio, mi amigo el banco, después de pensárselo de lo lindo (puesto que en más de una entidad bancaria veía como se les iluminaba la pantalla en rojo muerte cuando veían que era Arquitecto Técnico), accedió a darme lo solicitado, a cambio de 5 años de mi vida pagando letras sin saber cómo iba a salir el asunto.

Es decir, que en el mismo término emprender está la trampa, se puede emprender y tener éxito, y al mismo tiempo se puede fracasar... Y en el término medio cada emprendedor lleva su procesión por dentro.

Y una vez que se ha emprendido y se tiene más o menos éxito, se debe seguir emprendiendo para continuarlo. ¿A qué lleva todo esto? A decir que dentro de una empresa, la que sea y como sea de grande o pequeña, se debe velar por su continuada marcha, aunque implique tomar decisiones que no gusten, y ahí, en ese punto, es en el que muchos emprendedores querríamos ver a otra gente que luego nos tacha de aprovechados o de personas que sólo miramos por nuestro ombligo.

A todas esas personas es a las que yo querría haber visto conmigo el día que tuve la idea de montar un negocio propio, haberlas visto sacar parte de sus ahorros para emprender junto a mí, o al menos haberme acompañado de un banco a otro para darme fuerzas...

Unknown dijo...

Que confusión más cruel empresario vs tío con pasta o especulador....

Unknown dijo...

Cualquier empresario sigue siendo emprendedor... de lo contrario dura un telediario... Saludos

Manolo Pizarro dijo...

Es así lamentablemente...