BlakcBerry, iPad, iPhone, e-mail, WhatsApp, msm, tarifas planas etc y, en la última reunión del Comité de Dirección otra vez salió la “falta de comunicación interna” como una santa debilidad de nuestra empresa. Llegados a este punto ya conocido y dado que eran casi las 21h alcanzamos otro acuerdo por unanimidad, largarse a casa que ya estaba bién el día. Supongo que cada uno reflexionaría esa noche mientras se dormía en el sofá viendo su programa favorito.
Con el primer café del día empezamos a separar el grano de la paja. ¿Por qué le llamamos “falta de comunicación” cuándo queremos decir error?, lo que por la noche achacamos a la falta de comunicación por la mañana vimos claramente que alguien no había hecho bien su trabajo en una parte del proceso desencadenando lo que llamamos “marrón en cadena carne de abono”. Es lo que tienen las reuniones cuando se hace por la mañana, las neuronas están frescas y se ven las cosas con sencillez, sin maquillajes.
Con la petición de abono que había puesto los pelos como escarpias a los miembros del Comité decidí visitar al Delegado de la Constructora para quemar un último cartucho e intetar bajar la valoración del incumplimiento de plazo que nos imputaba. Tras recordar que fuimos compañeros de clase en lo que ahora llaman “Ingeniería de la Edificación”, y que toda la vida ha sido “Aparejadores”, pasamos al asunto. Desplegué todas las armas de seducción comerciales habituales para justificar errores y minimizar los daños. Vamos, de manual. Pero entre ofrecimiento y ofrecimiento (abonos que quede claro) intentando rebajar su petición vi claramente sus ojos vivos y una media sonrisa delatora. Se sabía ganador y que, para cobrar el resto de la factura, yo acabaría doblando la rodilla aún cuando su petición era desproporcionada y abusiva. Bajando las escaleras una vez soltada la firma en el abono recordé que con ese “pavo” apenas crucé 2 palabras durante toda la carrera… siempre tuve buen gusto en las amistades.
Presupuesto, pedido del cliente, pedido a fabricación, orden de carga, albarán, fotos del desastre y nadie vio que en “observaciones” del pedido de cliente ponía claramente “color a confirmar”… ni siquiera el encargado de la obra. Fabricamos e instalamos pero una vez acabado el trabajo la Dirección Facultativa soltó la bomba, no era el color que le habían confirmado al comercial vía email. Tras observar como se pasaban la responsabilidad entre el comercial y producción vi que era tan imposible sacar algo en claro de ese careo como lo fue intentar que colará el color erróneo en la obra. Entre los habituales “yo te lo dije, te reenvié el correo, eso es mentira…” recordé a uno de los consultores que nos sacó la pasta para implantar el sistema de gestión de la calidad para mejorar la comunicación en la empresa y que esta no dependiese de los posibles errores humanos. Regresé de golpe a la trifulca cuando los familiares mutuos salieron a escena por lo que di dar la reunión por acabada.
El procedimiento no había fallado, ni fallaba cuando el “procedimiento” era un block de notas, ni fallaba cuando los comerciales tomábamos los pedidos en nuestra agenda y al final del día los entregábamos en la fábrica o, si era muy urgente, llamábamos desde una cabina. Una vez más habían fallado las personas y contra eso aún no hay tecnología de la comunicación que lo solucione. Que yo sepa.
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