miércoles, 10 de septiembre de 2014

"Podemos" con los Godos

Musa ibn Nasair, gobernador  del califato Omeya del norte de África en los primeros años del s.VIII, seguro que no tenía ni idea de lo fácil que se lo iban a poner esos godos. Y es que a quién no le han encargado una tarea y, ya puestos, si acabas pronto haces otra de esas para la que nunca encuentras tiempo, pongamos... hacerse con toda Hispania.

Con los primeros mensajes de Táriq ibn Ziyad desde este lado del Estrecho empezó a pensar que no era tan fiero el lobo. “Podemos” con los Godos, le dijo su lugarteniente. “Que lo de Rodrigo ya estaba resuelto y que si podía meterle mano a Agila II” Fue el mensaje definitivo. Que eran tal para cual y que, salvo sus respectivos paniaguados, las gentes hispano-romanas estaban de ellos, de los godos, hasta el gorro y les pedían que les diesen más palos que a una estera.




Dicho y hecho. Casi tardaron más en negociar la intervención a favor del hijo de Witiza que en plantarse en Zaragoza. Las élites acomodadas no sabían ni por donde les llovían los estacazos y los mensajes al pueblo caían en saco roto. Todo estaba perdido.

Supongo que los señores Monedero e Iglesias conocerán esta historia aunque para los de su quinta, ni la mía, no fuese obligación saberse la lista de los reyes godos. En el círculo génesis de Podemos se habrán hecho más de una vez la misma pregunta que Musa cuando comprendió que el gigante tenía los pies de barro…¿nos conformamos con cantar línea o vamos a por el bingo?. Huelen el miedo en los partidos políticos clásicos, en las atrofiadas instituciones del Estado, en la prensa afín y hasta en el apuntador. Así está el asunto de maduro y su seguridad crece al ritmo que el miedo en los que jamás pensaron sentirlo en el pellejo propio.

No les ha hecho falta un código para descifrar el punto débil del sistema y ya tienen la respuesta a sus primeras dudas. Lo quieren todo y  lo quieren ya. No les van a dar cuartel y a cada paso que dan se les unen refuerzos a la vez que en las oligarquías locales, regionales y nacionales crecen la sensación de ser tragados por arenas movedizas. Si callan sobre Podemos malo y si hablan peor.

A la pareja Musa y Táriq le cortaron las alas camino de Lleida. Se las cortaron los suyos y no los godos que, a esas alturas, ya no tenían solución. La pareja que ganó en Guadalete tuvo suerte, poco faltó para que el tajo fuese a la altura del gaznate y es que la envidia y ansias de poder no son patrimonio de ninguna casta, sea goda, borbónica o filistea. Alá a veces es misericordioso.

Unos y otros comprobaron que toda conquista a galope tendido se dirige sin remedio a su Poitiers. La duda es saber a que lado de los Pirineos estará esta vez y quién será el Carlos Martel. Sea quién sea mejor que tenga un discurso, proyecto y trayectoria a la altura de las circunstancias o será un godo más en su camino.


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