El jueves despidieron a un buen
comercial. Nada nuevo en el horizonte, desde dos mil ocho son muchos los
buenos, malos y regulares comerciales que han ido quedando por el camino. Mi
empresa no ha sido menos y a mi me ha tocado decírselo a muchos de ellos. Para
mi sorpresa me explicó que el despido había sido una liberación, que le iba a
costar la salud seguir siendo un lobo solitario por esas carreteras sin
respaldo alguno de la empresa.
Me quemé lengua, paladar y por su
interior los mofletes. Para una vez que me ponen un cortado con la leche bien
caliente me soltó la noticia justo en el primer sorbo y no tuve cálculo de la
cantidad de café que coló. Por suerte al gaznate no llegó ni me manché, cosa
rara en mí. Que ya no soportaba más enfrentarse un día y otro a los clientes
justificando incumplimiento tras incumplimientos. Sus gestos, ojos y tono de
voz confirmaban sus palabras.
Lo que empezó por un café entre
compañeros de asfalto derivó en una clase magistral para empresarios y directivos
en gestión de equipos humanos dentro de una empresa sea cual sea la situación económica, y si la empresa está patas arriba y cuesta abajo, para grabar en el frontispicio de la entrada. Importante apuntar que
todo sucedía sin tener ni idea el que impartía la clase y que lo estaba
bordando aunque solo yo fuese su público.
Con varias líneas de negocio la
empresa llevaba años sobreviviendo de una única línea rentable sin atreverse la
dirección a asumir el fracaso parcial para salvar el fracaso total. Ante la
falta de liquidez para comprar materia prima o llevar las nóminas al día
oscurantismo y malos modos con los empleados. Como respuesta a las quejas de
los clientes silencio y ante la falta de producto arbitrariedad en el
suministro que ya irá luego el comercial a comerse el marrón con o sin
guarnición.
Tuve que hacerle una pregunta aún
temiendo romper el ritmo de su exposición. No podía comprender que faltase
material siendo los pedidos especie en peligro de extinción por las fábricas
andaluzas. Sin mantenimiento en los últimos años y el personal abandonado a su
suerte, los comerciales no eran la excepción, los equipos de producción se
caían a pedazos y un rosario de averías sustituían a los partes de producción.
La arbitrariedad hecha empresa, por
obra y arte de la dirección, había convertido a cada persona en un lobo solitario
para sobrevivir dándose dentelladas de reproches al cruzarse. Al pedir una
fecha de entrega mordisco, pedir un extracto coz, plantear un abono
fusilamiento al amanecer sin último deseo.
Ya quería irme yo también de esa empresa en la que nunca estuve.
Las empresas pueden pasar por
momentos gravísimos por infinidad de motivos pero sólo hay uno por el que no hay forma
de enderezar el rumbo y las lleva sin solución de continuidad al colapso. La
falta de comunicación ante los problemas, hacer del “divide y vencerás” método
de control, del reproche estrategia de incentivación y de la desconfianza hacia
todos bandera. Es el síntoma más claro para asegurar que ya tiene fecha de
defunción aunque la dirección todavía no lo sepa. Claro, salvo que mane
petróleo junto a la fotocopiadora o el despacho del gerente esté sobre un filón
de oro.
Al despedirnos ya lo comprendía
todo, incluso la cafetería que eligió. No lo hizo por el café, las vistas o
el personal. Unos cincuenta metros más abajo
estaba la oficina del SAE, con una carpeta bajo el brazo se encaminó hacia ella. Siempre fue un tipo muy
previsor.
Publicado en el blog de la Escuela de Gerencia de Granada
Publicado en el blog de la Escuela de Gerencia de Granada
4 comentarios:
Simplemente, genial. He empatizado desde el primer momento con su amigo. Yo mismo sentí esa liberación, hace seis meses. Aunque hacía tres y medio que había recogido todo los efectos personales de mi despacho.
Solo era cuestión de tiempo. Veía como poco a poco, eran despedidos Delegado tras Delegado y luego entrar en su delegación y hacerlas trizas. Cuando la politica empresarial vive del recorte y no del crecimiento. Cuando se impone la amigocracia, si tragas te doy, si no tragas te estrangulo poco a poco.
Pero te queda el buen sabor de boca de haberlo intentado hasta el ultimo segundo, de haber defendido a tu equipo y su trabajo hasta la carta de despido.
En definitiva, la liberación que hace que esa misma noche tengas sueño a las 10, cuando antes estabas hasta las 2 o 3 de la mañana.
Gracias Vicente. Hay vida más allá de la empresa en la que estamos.
La relación que conlleva cooperación, colaboración y puede llegar a afecto y amistad, se da cuando la disposición de los interlocutores no es competitiva ni insolidaria.
La unión hace la fuerza y la comunicación entre profesionales es la base de una profesión más fuerte. Muy buen artículo y con un tema perfecto: Compresión y colaboración
Gracias por compartir!
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