martes, 18 de octubre de 2011

No es un descuento, es una estafa

(Publicado en Granada Económica edición septiembre 2011)

Lo que parecía allá por el 2007 iba a ser un lógico, y esperado, receso en el sector de la construcción se transformó en 2008 en una crisis en toda regla completada en 2009 con una búsqueda infructuosa del “suelo” para reorganizar las empresas que nos dedicamos casi en exclusiva a esta materia. Si nuestro propio problema lo completamos con la crisis europea de identidad y deuda podemos hacernos fácilmente una idea de cómo se encuentran las empresas del sector.

Suficiente ya nos han hablado de los motivos que nos llevaron a esta situación y resultaría de dudoso gusto que, como agradecimiento a este medio, me transforme en otro especialista en dar explicaciones de lo ocurrido. Tampoco es el momento de mirar por el retrovisor para ver todos los que llegaron al sector como a un panal de rica miel ni de aquellos que hablaban de “pinchar la burbuja” como si no fuese a tener efectos secundarios en todos y cada uno de los sectores de esta sociedad. 

Vengo a esta tribuna para proponer que es hora ya de hablar de futuro, de un futuro que debemos construir desde la sociedad civil dando por sentado que nadie nos resolverá esta papeleta. Ese futuro se construye a base de responsabilidad, esfuerzo, de pequeñas cosas que están al alcance de todos nosotros y de otras que debemos exigir a nuestros representantes políticos. De las que si están a nuestro alcance pretendo escribir.

De todos los problemas a los que nos debemos enfrentar para diseñar ese futuro de nuestra provincia hay una que nos lastra y está claramente en manos de cada uno poner remedio. Me refiero a esa lacra que circula, por nuestro sector especialmente, y que extrañamente se ve como un descuento cuando es una estafa en toda regla. Me estoy refiriendo claramente a la economía sumergida como motor actual de competencia desleal, fuente inagotable de desempleo y foco de las más pésimas condiciones laborales. Si, también de desempleo pues al apostar por quién entiende que con el no van las reglas y no cumple con su obligaciones con la Seguridad Social, Hacienda o con los derechos de los trabajadores inicia un círculo vicioso que acaba con la necesidad de nuevos ajustes en empresas que pretenden cumplir con sus obligaciones al no poder competir

Es evidente que las autoridades deberán tomar en serio cartas en el asunto pero ninguna sociedad repara un problema solo a golpe de sanciones sino de concienciación. Supongo que llegará el día en que a nadie se le ocurrirá ofrecer ni solicitar que se estafe a la sociedad con tal alegría bajo cualquier pretexto que busquemos para justificar tan incívica actitud. Mientras llega ese día seguiremos debatiendo todos si son galgos o podencos, si la culpa es de unos o de otros, si el sol sale igual para todos o solo para unos pocos, pero todos sabremos positivamente que, en lo que si está en nuestras manos, no estamos dispuestos ha cumplir con nuestro deber de ciudadanos.

3 comentarios:

Ricardo Botín dijo...

Mi sector sufre otros problemas distintos, pero tengo muchos clientes que se dedican a la construcción. Aunque suene mal, algunos muy honrados y dignos, que cumplen escrupulosamente con la ley y pagan todas las "mordidas" y trabas que el Estado les va poniendo por el camino. Y muchos me cuentan que su gran problema es la competencia desleal de muchos parados que cobran del INEM y que además se dedican a hacer chapuzas (en toda la extensión de la palabra) para redondear el sueldo sin declarar ni un sólo céntimo, sin facturas y sin altas en la Seguridad Social. El gran problema es que estos piratas están bajando tanto los precios que nadie que cumpla con sus obligaciones puede cubrir gastos. Ante esto, el pequeño empresario se plantea dos posibilidades: o no aceptar el trabajo, con lo que terminará por cerrar; o hacerlo a ese precio con el que no cubre costes y acabar cerrando. De hecho, alguno se plantea cerrar su negocio legal para seguir trabajando en lo mismo, pero sin la carga de sus empleados ni de unos impuestos confiscatorios que impiden la iniciativa empresarial.
www.altrade.es

Unknown dijo...

Hola Ricardo: Cada vez que alguien contrata a un profesional que no está en el paro o bién trabaja por la mañana como funcionario y por la tarde "sus chapuzas" es un 18% más barato que aquél que cumple... así de simple. Está en nosotros mismos no "engordar" esa estafa. Saludos

Tomás dijo...

Es un problema de cultura española!! ¿Cuantos dentistas dicen el número real de muelas que sacan? Yo he conocido personas, que estudiaban en universidades privadas, de padres dentistas, con audis y becados!!
En España se premia al "listo" y lo pongo entrecomillado porque el "listo" es aquel que gana más dinero que el otro haciendo trampas.
Aquí solo pagamos los que tenemos una nómina y si te puedes ahorrar el IVA de una factura, pues al grito de "para que se lo quede hacienda, se lo quedan mis hijos" (demagogia asquerosa) lo haces sin problemas y encima te sientes bien. Es así como nos gusta en España. No tiene más vuelta de hoja.
Es un problema de educación. Las grandes empresas fichan a Deloitte, P&W etc...para que de pasar del EBIT al beneficio, en vez de pagar el 30% como cualquiera, busquen "estafas legales" y terminan cotizando el 18%, que de 10.000M de beneficio, no es moco de pavo. Y mejor no sigo, porque empiezo por las SICAV y me disparato